LOW COST
Si no puede ser el espacio de la filosofía, que sea, al menos, el espacio del aprendizaje de la filosofía.
Si me alimento de historias divertidas, la historia de la filosofía no deja de ser una historia verdaderamente divertida. Es la historia de una humanidad tragicómica, extraña, expatriada de sí misma. Una tribu incansable que se interroga por el viaje, irresponsable, y que se sabe como parte inaccesible del propio equipaje.

Me llevo a mí mismo, por lo tanto, y a mi débil ser dogmático. Cuando empieza el viaje uno pide, más o menos, los mismos dones y los mismos aires tópicos de siempre. A saber, que el viaje sea largo, muy largo, y que sea generoso en aventuras; que las mañanas de verano sean muchas, casi infinitas, y que Itaca se insinúe en el camino. Pero el Poseidón del siglo XXI es un monstruo sin cabeza que haría enmudecer al mismísimo Konstantinos Kavafis. Ulises se extravía en las versiones, en la inmensa variedad de las versiones, y todo cuanto acude a su llamada no hace más que anticipar su anunciado destino. Además, con la proliferación de las líneas de bajo coste el viaje acaba transformado en pesadilla. ¿No se han topado nunca, extraviados en la terminal 3 o en la terminal 4, con la especie sublime del filósofo semáforo? Es lo que tiene viajar en líneas de bajo coste. ¡Si uno se da de frente con Slavoj Zizek puede dar por acabado el aprendizaje! Dice el esloveno: “La filosofía siempre ha sido dogmática. En todo caso es un malentendido. Aristóteles malinterpretó a Platón, Marx a Hegel y Hegel a Kant. ¿Platón? Los de Platón son los diálogos más falsos de todos. Consisten en alguien que habla y otro que a cada rato dice: ¡Por Zeus, estás es lo cierto!”.
Jugar al juego de los malentendidos no era lo previsto en un principio. Si Aristóteles, y luego Marx, y Hegel, malinterpretaron en sus lecturas, ¿qué no hará este ingenuo outsider atrapado entre absurdos Lestrigones y bestias Cíclopes?
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Alalcomeneide -